miércoles, 20 de mayo de 2009

EDUCAR ES UNA OBRA DE INFINITO AMOR




SOMOS EMOCIONES, AFECTOS Y SENTIMIENTOS


El amor auténtico a nuestros estudiantes siempre está naciendo, si no nace todos los días entonces muere día a día. Hay que sacar tiempo para divertirse y cultivar detalles con ellos.

En realidad ningún detalle es pequeño, pues una palabra dulce a un alumno puede suavizar hasta al estudiante más rebelde y una palabra ofensiva puede distanciarnos. En las relaciones interpersonales con ellos es necesario promover una comunicación horizontal, basada en confianza y honestidad. Cuidar la relación con nuestros estudiantes exige mantener vivo el diálogo, la comunicación y el respeto.

Seamos tolerantes con sus errores, evitemos el perfeccionismo y la posesividad. Sabemos amar si le damos al estudiante un espacio de libertad, para que expresen también sus emociones, sentimientos y afectos, porque el buen profesor armoniza la seguridad que brinda lo estable con el asombro que despiertan los cambios.

Debemos complementar la pedagogía tradicional con la pedagogía del amor, esta pedagogía es serena a la hora de tomar decisiones o de establecer compromisos, pero no vacila a la hora de cumplirlos. Es necesario meditar y tomar las decisiones con serenidad y ejecutarlas con firmeza, la letra no entra con sangre, la letra entra con amor, con cariño, con ternura. Cambiemos nuestra mentalidad y nuestra actitud, con una alta carga afectiva y motivacional en nuestro modo cotidiano de actuación pedagógica.

El maestro Gandhi nos demuestra la importancia del cambio:


Cuentan que Gandhi fue abordado cierto día por una mujer preocupada porque su hijo consumía demasiado azúcar. "Temo por su salud", le dijo la mujer, "Él le respeta mucho", ¿Podría usted decirle los riesgos que corre y convencerle de que deje de comer azúcar?.


Tras una breve reflexión, Gandhi le dijo a la mujer que accedía a su petición, pero que le llevara a su hijo al cabo de dos semanas, no antes. Dos semanas más tarde, la madre llevó al muchacho. Gandhi habló con él y le sugirió que dejara de comer azúcar.


Cuando aquél finalmente aceptó la sugerencia de Gandhi, la madre exageradamente agradecida, no pudo por menos de preguntarle al maestro por qué había insistido en que esperase dos semanas. ¿Por qué?, repuso Gandhi, porque necesitaba esas dos semanas para librarme yo del mismo hábito.

Nadie lo ha expresado con mejores palabras que Mahatma Gandhi:


"NOSOTROS DEBEMOS SER EL CAMBIO
QUE DESEAMOS VER EN EL MUNDO"


Los cambios tan dinámicos que se producen en la sociedad nos pide desarrollar una educación diferente, más sana, una FORMACIÓN ESPIRITUAL, una PEDAGOGÍA DEL CARIÑO, una PEDAGOGÍA DEL AMOR, una PEDAGOGÍA DE LA TERNURA, una PEDAGOGÍA DE LOS AFECTOS, en fin, una EDUCACIÓN DESDE EL CORAZÓN, que despierte el alma, pues está demostrado científicamente que sin afectos no se aprende.

QUE DIOS BENDIGA E ILUMINE NUESTRA LABOR EDUCATIVA.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias por colgar este tipo de información profesora , ya que nos motiva a crecer como personas y a seguir estudiando para lograr ser algo en la vida.Cuando leí este post reflexione mucho porque hay veces que los alumnos juzgamos mucho a los profesores pero hay que darnos cuenta que los profesores solo buscan educarnos ya sea de una manera intelecto como psicológica.